miércoles, 10 de diciembre de 2014

Una casa y algunas cabañas

"...construyó para sí una casa y para su ganado hizo cabañas"
Bereschit 33:17

Se construyó una casa a sí mismo, es decir para su esencia intima y su verdadero ser. Edificó una casa para el alma y todo lo que se relaciona a ella. Construyó un sitio de residencia permanente.

Para el ganado hizo cabañas, lo que significa que para su vida terrenal y material -lo cual es meramente adquirido y secundario y por lo tanto externos a su ser interior- hizo moradas transitorias. 

El justo hace de su casa o morada permanente un lugar sagrado y lleno de paz, lo alimenta, lo nutre y embellece a cada instante pues dentro de su casa el justo es él mismo, su esencia permanece intacta y pura y nada que hay en el exterior puede afectar su santidad. En cambio también el justo construye cabañas para sus necesidades mundanas y carnales en este mundo, sin embargo, tales moradas son transitorias y de paso, por ello no es tan bella ni tan cómoda. 

La casa puede compararse a la esencia intima del ser que es el alma y la cabaña puede compararse a su cuerpo. 

Pongamos el ejemplo de un Tzadik que tiene que construir muchas cabañas transitorias a lo largo de su vida en este mundo: Un nombre y reputación ante la sociedad, su empleo, su empresa o negocio, sus relaciones personales y profesionales, sus pertenencias y riquezas, etc. Todas esas cosas son su ganado y necesitan de una cabaña, sin embargo todos estos elementos que parecen a simple vista darnos una pista e imagen sobre quién es el Tzadik no son más que la superficie y apariencia de lo que en realidad es y representa, lo cual verdaderamente se ve infundido en su casa o más bien dicho, su ser interior, su alma y esencia pura y santa, la cual no cambia.

El problema de la mayoría de los hombres es que se han construido una o muchas cabañas para sí mismos y han olvidado por completo su casa. 

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